El riesgo de caídas aumenta con la edad, los problemas de visión o de audición, los problemas para mantener el equilibrio y la movilidad, los problemas de memoria, algunas enfermedades (del corazón, la diabetes, el Parkinson u otras enfermedades neurológicas que provoquen dificultad para caminar), tomar muchos medicamentos o algunos medicamentos concretos para el corazón, la hipertensión, la próstata, la depresión, el dolor, el sueño o la ansiedad.